VIOLENCIA Y PSICOPATÍA
Por Noe Ibañez Torres
En el momento de tratar el tema de la psicopatía en el ámbito de la criminología, me surgen muchas inquietudes sobre la relación con la violencia.
En ámbito de la psicología criminal contamos con especialistas como Hare o Cleckey que han dedicado su vida a entrar dentro de la mente y entender a los psicópatas más peligrosos. Estos consideran a los psicópatas como gente que carece de emociones resultándole imposible situarse en el lugar de otra persona de manera que no puede imaginarse su sufrimiento, ni sentir pena ni remordimientos.
El Vampiro de Londres |
Como dicen las predicciones de Robert Hare “he sugerido que, quizá, el 1% de la población general es psicópata, y el 15% de los reclusos” (Redes_436, Robert Hare) dicen que alrededor de un uno por ciento de la población padece psicopatía, un dato muy elevado que nos hace pensar que nos cruzamos a diario con psicópatas sin tan siquiera saberlo.
En su entrevista con Eduard Punset, cuando expone sus ideas dice: “Si alguien nace y se cría en una familia que valora las actitudes delictivas, hurta y roba y hace cosas malas, un psicópata será un buen alumno: aprende muy rápido, y probablemente acabe en la cárcel. Si naces en una familia distinta, una familia de abogados, médicos… sabes cómo vestir, cómo hablar, vas a las mejores escuelas […] entonces probablemente acabes en otro sitio… podría ser la política, o el derecho. Podría ser cualquier profesión en la que, gracias a tu posición, puedas ejercer poder y controlar a los demás.” (Redes_436, Robert Hare).
El Payaso Pogo |
Una vez aclarado superficialmente el peligro que suponen los psicópatas en la sociedad y lo diferentes y anormales que consideramos a los psicópatas de nosotros mismos, expondré una serie de ideas e inquietudes que me hacen dudar sobre el pensamiento establecido que tenemos sobre los psicópatas y la posibilidad de considerar que estos individuos que consideramos enfermos no son tan diferentes a nosotros, es decir, pensar que la línea entre la psicopatía y la normalidad es muy fina, que los valores asimilados, las creencias y la educación, los fanatismos y la lealtad vertical eliminan la diferencia entre psicopatía y normalidad.
Al decir esto no quiero decir ni mucho menos que todos los humanos seamos psicópatas, de hecho muchísimos individuos seriamos incapaces de realizar ciertas actividades por parecernos horrendas y sentirnos incapaces de hacer mal.
El Canibal de Guerrero |
Hay individuos más predispuestos que otros para cometer el mal, hay individuos que nacen con problemas mentales que les impiden racionalizar sus actos y son capaces y tentados por realizar actos crueles para el resto. Pero a pesar de todo esto, muchas culturas al ser educadas de cierta manera, pueden estar más predispuestas a la violencia como pueden ser las tribus caníbales, culturas que permiten el uso en forma de objeto de la mujer, entre otras.
Es más, aparte de las culturas hay gente que ha sido criada con valores diferentes e insensibilizada por diferentes motivos desde muy temprano (ej.: niños soldado), de manera que en su adultez son capaces de cometer asesinatos y cualquier tipo de acto cruel en forma de mensaje simplemente por lealtad, por creer firmemente en la idea de que matando está haciendo el bien por su comunidad, como dirían Kant y Rousseau, siendo individuos heterónomos que no utilizan su propia razón para decidir su destino (Rousseau, J.J. ([2010] 1754-1762)).
No hace falta tan siquiera llegar a someter desde la infancia una educación útil para matar sin remordimientos. Está demostrado que llegado a ciertos extremos los humanos somos capaces de adaptarnos a lo que sea, siempre que se tenga un rumbo y un objetivo, de modo que hay individuos que cumplen sus objetivos matando a todo lo que se interponga en su camino, justificando su muerte como necesaria para llegar a un fin.
La Mataviejas |
Hannah Arendt considera el mal como una falta de juicio, el ser humano siempre está relacionado con otros y surgen voluntades que se enfrentan con las de otros, por tanto debe reflexionar sobre sus acciones sino quiere convertirse en alguien dirigido. (Hannah Arendt, (1961), Eichmann en Jerusalén).
Esta falta de juicio es de la que tachamos a los psicópatas pero no nos planteamos bien esta falta de juicio. No nos planteamos bien este mal, tratamos de clasificar y considerar a los psicópatas como seres humanos terribles pero no nos centramos en individuos que son capaces de obrar también sin ningún remordimiento, sin plantearse esta falta de juicio por solo mirar y preocuparse de su propio beneficio.
Tal vez consideramos a los psicópatas anormales por sus actos que nos resultan tan extraños como los fetichismos, las mutilaciones, canibalismos, perversiones sádicas etc.
Pero aparte de estos actos que nos resultan tan repulsivos en la sociedad actual, actúan de la misma forma con la misma falta de juicio que muchos políticos que gastan en su disfrute personal y lujoso fondos públicos destinados a salvar gente que está muriendo de hambre o de enfermedades, u otra gente que sufre de manera indirecta sus consecuencias. Preocupándose por resolver misterios que no sirven para nada pero son más curiosos y dan más dinero a la venta que resolver otras cosas como el hambre en el mundo o salvar a otra gente en condiciones críticas por culpa de la globalización.
James Mason |
Investigando sobre uno de los impulsores del perfil psicopático y el primero en nombrar a los “asesinos en serie” Robert Ressler encontré casos que trato el mismo en los cuales los psicópatas se entregaban arrepentidos de sus actos o por conocer que estaban haciendo el mal pero que no eran capaces de parar sus impulsos, otros que incluso le dejaban mensajes que pedían por favor que se les arrestara ya que no podían parar. (Documentos TV, Ressler)
Resulta curioso pensar que los psicópatas pueden tener más capacidad de juicio y moral que muchísimos dirigentes políticos (en muchos casos descubiertos en su relación con organizaciones criminales) que roban y matan indirectamente pero que nunca se arrepentirán ni se entregaran por sus actos.
Mi última idea sobre este tema es la que considero fundamental en este texto, es la idea de que llevado a valores extremos se puede llegar a crear una psicopatía. Cuando pienso en los dirigentes de los carteles mexicanos, las maras, las mafias y otras organizaciones criminales que se ven necesitados de sembrar el miedo para mantener su autoridad y su poder, pienso que en el principio de su actividad delictiva a pesar de poder estar educados con una mentalidad adecuada para este tipo de negocio/guerra, no sentirían placer al asesinar de forma cruel a sus rivales, pero que finalmente lo sienten, son capaces de disfrutar de sus actos crueles como de mutilar a las familias de sus rivales porque les llegan acompañados y reforzados de una recompensa positiva.
Quiero decir que con una mentalidad y unos objetivos adecuados se puede llegar a perder la empatía, a verlo como una cosa más distante, normalizar e interiorizar la muerte y la tortura como un elemento necesario para sobrevivir y triunfar. No muy lejos de estas afirmaciones se encuentran las ideas de Maquiavelo en su obra “El príncipe”.
En todos los casos, tanto los psicópatas como los delincuentes organizados, cometen crimines crueles por un placer y una satisfacción propia, por obtener algo, al menos en su mayoría, por lo tanto no pueden ser tan diferentes ni ser vistos desde una perspectiva tan distinta.
Por último en cuanto a la lealtad vertical, me gustaría argumentar que existe un numero razonable de individuos débiles mentalmente es decir capes de ser influenciados por ideas sin plantearse y razonar por su propia razón sus actos siendo simples títeres y en algunos casos como los grupos terroristas sustentados por ideas religiosas son capaces de llegar a este pequeño salto que hay entre la psicopatía y la normalidad emocional establecida en la sociedad actual, sin ser clínicamente psicópatas.
Bibliografía
-Entrevista de Robert Hare con Eduard Punset en Redes:http://www.rtve.es/tve/b/redes2007/semanal/prg436/entrevista.htm
-Rousseau, J.J. ([2010] 1754-1762). The Social Contract, A Discourse on the Origin of Inequality, and A Discourse on Political Economy. New York: Classic Books International.
- Arendt, Hannah. Eichmann en Jerusalén. Debolsillo. 2006.
-
Documentos TV, En la mente del asesino, Robert Ressler. 2005. https://www.youtube.com/watch?v=FSU80xui-9s
Publicado por Blogger para Que haces, Vicent?. el 6/04/2015 12:00:00 a. m.
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